22 de junio de 2012

POR DÓNDE EMPEZAR.




by SantiPina

        El diario Cinco Días eligió para estar entre los mejores libros del “Management 2.0” uno llamado Visibilidad, escrito por cinco profesionales españolas del mundo digital: Cristina Aced, Neus Arqués, Magali Benítez, Bel Llodrá y Eva Sanagustín.

         De todo lo que hay en el libro, y es un libro muy interesante que además hace valientes incursiones en el Manifiesto Cluetrain, se me quedó grabada una frase que hablaba de otra cosa pero expresa a la perfección el propósito del proyecto facts:brands:

        La empresa es la principal fuente de información sobre si misma.

        No sé si lo es o más bien, y por su propio bien, debería serlo. Cuando cualquier persona tiene la posibilidad de hablar sobre cualquier empresa, todas las empresas deberían tomarse en serio esa oportunidad. Es más habitual encontrar lo anterior terminado en la palabra "amenaza", pero el caso es que hoy he cenado pescado y eso me vuelve optimista. Además, solo hay que echar un vistazo al telediario para darse uno cuenta de que el pánico ya no es lo que era. Para qué más.

        Toda empresa puede ser y, en palabras de Javier Lorenzo, tiene derecho a ser la principal fuente de información sobre lo que hace, lo que piensa y lo que quiere. Por supuesto esto no significa ser la única fuente, ni rebajar un ápice el valor de lo que cualquier otro diga de ella, sino justo lo contrario: significa ser ella quien abre la conversación. Significa ser proactiva en su comunicación. Explicarse. E invitar, sobre la base de esa explicación, al diálogo. Eso es lo que debería ser. Y eso es lo que todos, hoy y cada día más, hemos ganado el derecho a que sea.

        ¿Por dónde empezar entonces?

        Lo normal es que una empresa sepa bien lo que está haciendo. No siempre el empresario, pero sí desde luego su empresa. Sin embargo, también es normal que no haya caído en la cuenta de que eso que hace pueda interesar a mucha gente. A veces a poca pero relativamente influyente, lo cual a medio plazo viene siendo lo mismo. Es en parte culpa de algo parecido al pudor o de una errónea interpretación de la humildad. También es en parte consecuencia de desconocer o subestimar el potencial que tienen sus públicos para contribuir al éxito de la empresa. Nunca es tarde. Por eso lo de la oportunidad.

        En cualquier caso la empresa debe empezar por mirarse al espejo y repasar cada aspecto de su realidad. Con espíritu positivo (recomiendo lo del pescado, de verdad): ¿En qué ayuda lo que estamos produciendo? ¿De dónde estamos sacando las materias primas? ¿Qué podríamos contar de nuestras máquinas? ¿Y de nuestra gente? ¿Hay algo interesante, diferente, en nuestra red de distribución? ¿Hemos hecho algo últimamente para contaminar menos, para ser mejores ciudadanos, para mejorar un poco el mundo? ¿Y qué decir de esas arrugas? ¿Tal vez esconden alguna buena historia que merece ser contada?

        Hacerse unas cuantas preguntas suele traer consigo obtener algunas respuestas. Para ayudar, y aunque la palabra "reputación" nos gusta tan poco como los iluminados que pretenden decirnos lo que significa (por suerte los pobres tenemos más diccionarios que memorias corporativas), este interesante trabajo de Marta Carrió ofrece en el cuadro de la página 5 una guía útil para que esas preguntas tengan cierto parecido con las que cualquier día alguien podría empezar a hacerle a su empresa. Todo es empezar.