16 de enero de 2014

El vídeo que hizo que me importara el yeti.



by SantiPina


        Puede que sea la única cosa en la que tú y yo estemos de acuerdo: lo poco que nos importa si el yeti existe. En el mejor de los casos, es decir si existiera, sería bastante improbable que nuestros caminos llegaran a cruzarse. Y llegado ese caso, que no llegará, no creo que el hombre de las nieves sea más comestible que yo. Y me alivia aún más pensar que esa idea, aunque un poco absurda, sería recíproca. Cuando uno se despeña escaleras abajo por la pirámide de Maslow el valor nutricional de lo que importa cobra más protagonismo. Así que personalmente me importa el yeti tanto como el caviar auténtico, la macroeconomía o el plano del metro de Moscú. 

        Pero sí me importan los vídeos, gracias a los cuales comemos en casa desde hace tiempo. Vale, tú tendrás tus razones, pero ésta también es buena. O lo era hasta el 4 de enero.

        El 4 de enero National Geographic inauguró su 2014 de la mejor forma posible, rompiendo las pelotas de millones de aficionados a la verdad científica con una serie de teasers para lo que podría ser un nuevo descubrimiento, o el descubrimiento definitivo, sobre el hombre de las nieves.

        Los teasers, esas piezas que anuncian la llegada de un anuncio mayor dejando al espectador sumido en la expectación, fueron durante años el formato más agradecido de la publicidad. Hoy, a medio camino entre aquello y trailer cinematrográfico, lo son del océano de vídeos que inunda Internet. El ejemplo más reciente es el de Volvo y Van Damme que avanzaba la pieza de su acrobacia entre camiones, una de las más vistas en 2013, y que con independencia del número de reproducciones era infinitamente mejor que el resultado final. Al menos para mí.



        A mí me encantan los teasers porque soy dado a dejar las cosas a medias y creo que mi cerebro (y algunas personas muy cercanas) se han ido amoldando a esa circunstancia. Pero pienso que a la mayoría de la gente, motivos aparte, nos gusta esa especie de canapés de la comunicación. Estos de NatGeo son tan maravillosos que cuando los vi deseé, con todas mis fuerzas, que el desenlace no acabara siendo el prometido documental sobre el yeti (algo que, lamento haber mentido en el título, no me tragaré ni gratis), sino una acción que finalmente promocionara cualquier marca distinta a NatGeo, con lo que ahora estaríamos hablando no de unos trailers maravillosos sino de la primera de las mejores acciones en formato e-vídeo de 2014.

        Habría estado muy bien. Sería polémico y grande. Tal vez escandaloso, tal vez ayudaría a desmontar algunos prejuicios sobre la reputación que afectan más, y hacen más daño, que la existencia o no del dichoso yeti. Pero da igual: los teasers que ha publicado NatGeo son fantásticos con independencia de lo que haya venido después.

        No firmar. No escatimar. No avasallar. No ser cutre. No considerarlo una pieza menor ni subestimar su repercusión. No faltarle el respeto a la audiencia. No dejarse atrapar por el marketing de caspa y sus estúpidas reglas. No oler a Floyd, por decirlo de otra forma. No oler a Freud, o no demasiado... No hay muchas más condiciones para tener un buen teaser circulando por la red, algo que la gente elija ver y pueda utilizar de alguna forma a su favor, le importe el yeti o no. Por supuesto que hay también  algunas cuestiones técnicas detrás de un vídeo digno: el ritmo, los recursos, el guión, la narrativa de los estilos de rodaje, el tono del locutor, la forma de difundirlo; pero sin lo otro no sirven para nada. Esto es lo realmente importante. 

        Hay una pregunta en la que seguramente también estemos de acuerdo: qué vamos a hacer a lo largo de este año. No sé si tú necesitas más información sobre el yeti, pero yo ya he visto todo lo que tenía que ver para saber la respuesta: más nos vale espabilar.


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